Taxi, Regulación Estival: Parecido, no es lo mismo.


¡ Regulación Estival !  

“-¿Págase en esta tierra almojarifazgo de

ladrones, señor galán? -dijo Rincón. 

-Si no se paga -respondió el mozo-,a lo menos regístranse ante el señor Monipodio, quees su

padre, su maestro y su amparo;y así, les aconsejo que vengan conmigo a darle la obediencia, o si no, no se atrevan a hurtar

sin su señal, que les costará caro.” Rinconete y Cortadillo,

Cervantes. 


En este patio de

Monipodio, todo es posible, pues, imperecederos, los personajes se recrean conforme transcurre el tiempo. Ya ha dejado de

ser, cierto, tiempo de pícaros solamente. Aquellos, a la búsqueda de alguna manera de ganarse la vida, no eran más que

consecuencia de su propia miseria. Ahora, mudado el origen y la piel, es el tiempo de los delincuentes a secas: bien

rasurados (¡o peinadas!), con caros teléfonos táctiles, relojes de lujo y perfume francés, no temen el uso continuado de la

mentira y la demagogia como supremo recurso a la hora de defender sus intereses.


Por ello,

con tan solo forzar mínimamente la imaginación y el ingenio, es posible evocar y ponerle cuerpo, cara y lugar a personajes y

acontecimientos inmortalizados por Cervantes, ya que todos siguen estando aquí: el mayoral (¡Bárcenas, por ejemplo!),

Chiquiznaque y Maniferro; la Pipota, Gananciosa y Escalanta; Cariharta, la Juliana y el Ganchillo; Tagarete el centinela y,

por supuesto, los “avispones”, “con sendos rosarios de sonadoras cuentas en las manos”, sin que falte, claro esta, “el

alguacil de los vagabundos”, pero en este caso siempre con su correspondiente “gurullada”.


La política, en su deplorable versión ibérica, ha devenido, de manera definitiva, en el arte de

enriquecerse del erario público. Conforme presta servicio al poderoso de toda la vida, sin genuina contestación por los de

abajo, con la oposición, tan solo, de un puñado de mujeres y hombres que no han perdido la dignidad, no reconoce escrúpulo

alguno y, cada vez más temeraria, esta dispuesta a hundirnos en un lodazal pestilente. Concomitantemente, casi todo

el mundo mira hacia otra parte y piensa, si es que piensa: ¡esto no es cosa

mía!.


Con semejante fandango de fondo, parece un juego de niños referirse al problema

de unos cuantos trabajadores desconocidos y olvidados. Sin embargo, lo concebimos como un acto reivindicativo justo y parte

de nuestra responsabilidad.


Se habrá leído o escuchado que, durante el mes de agosto, el servicio

de taxi en Valencia estará sujeto a una regulación resuelta por la autoridad administrativa “competente”. Cínicamente, no

escriben “vacaciones”, aunque lo proclamen en los pasillos. Se trata, ni mas ni menos, que de establecer

(¡equitativamente!, gritan los promotores de la medida), con qué nivel de riesgo habrá de viajar usted en la fecha

señalada. ¡Sí! ¡No crea que es un bulo! ¡O una exageración! ¡O vocación por la alarma pública!.


La cosa es mas o menos así: los asalariados del taxi trabajarán 2 semanas sin descanso, 12 horas

por día y pararán, también, 2 semanas. Dependiendo de la terminación de la licencia, si par o impar, trabajaran primero y

descansarán después, o, viceversa.


Deberán recaudar en 14 días, lo que

habitualmente realizan en el mes de trabajo. Para el que vive al día, seguramente todos nosotros, las dificultades

económicas llegarán tarde o temprano. A esto, una burla cruel, es a lo que llaman de manera oficiosa vacaciones. Sabiendo,

perfectamente, que las mismas constituyen el descanso anual y pagado a los asalariados. Derecho duramente conquistado por

los trabajadores en su pelea contra el capital, cuyo disfrute forma parte inherente a la reposición física y sicológica de

los mismos. Derecho consagrado y que, sin embargo, no se ha hecho nuca extensivo, lo reiteramos una ves más, a los

“enlatados” asalariados del taxi.


Por lo tanto, de vacaciones,

¡nada!.


************************************************

PS: solamente CGT, fiel a su tradición (¡Que nadie decida por nosotros!), se ha hecho eco de

nuestras preocupaciones. Del resto de los sindicatos (¡nunca mejor dicho!), a quienes también enviamos copia de nuestra

primera declaración, ni siquiera nos han dado el recibido. No obstante, les comprendemos: no su gente, pero sí sus aparatos

burocráticos, forman parte de la deplorable ficción en la que estamos inmersos. No por casualidad, son firmantes de

convenios colectivos que no se aplican pero que salvaguardan las formas, tan caras y funcionales a este régimen de

explotación y dominio.

¡Trabajadores Asalariados del Taxi!

[youtube

http://www.youtube.com/watch?v=aQGChOsa774?feature=player_embedded&w=640&h=360]