Documentos filtrados demuestran una campaña sistemática para acabar con Wikileaks.

La semana

pasada, un grupo de hackers que operaba bajo el manto de Anonymous entró en los servidores de HBGary, una empresa de seguridad en software con sede en California. Una vez dentro del

sistema de la compañía norteamericana, encontraron documentos que prueban una estrategia para neutralizar Wikileaks mediante

acciones poco limpias, para decirlo de alguna manera.

Los hackers han hecho

públicos alrededor de 50.000 correos electrónicos de HBGary y también han dado a conocer una serie de

diapositivas presentadas ante el Bank of America –objetivo actual de Wikileaks– y dos compañías de seguridad en

software, Palantir Technologies y Berico Technologies.

Los planes de HBGary para dañar la imagen de

Wikileaks pasan por crear un estado de desinformación acerca de sus acciones. Según afirman, crearían mensajes

falsos para sabotear su tarea y, después, aceptarían el error. Otra táctica sería establecer miedo en relación con

la seguridad de las infraestructuras mediante historias amenazantes. También se plantean llevar a cabo ataques a los

servidores de Wikileaks para obtener datos sobre los informadores. A todo esto habría que sumar la clásica campaña de

acoso y derribo en los medios de comunicación y el espionaje sobre los empleados de Wikileaks, en búsqueda de

comportamientos fuera de lo común.
De esta manera, algunas empresas de Estados Unidos se unirían a la estrategia de las

altas esferas norteamericanas para detener los planes de la organización liderada por Julian Assange. Por ahora, han

centrado sus esfuerzos en dañar la imagen

de su director mediante acusaciones judiciales de dudosa autenticidad, pero

con esta filtración queda claro que la campaña es contra Wikileaks en general.
Se da la coincidencia de que, además, uno

de los más altos ejecutivos de la firma de seguridad, Aaron Barr, afirmó que había conseguido los nombres de personas clave en

Anonymous, además de sus direcciones de domicilio. En total, según Barr, tenía los datos de unas 30 personas

relacionadas con el alto mando del conocido y controvertido grupo de internautas.