Comunicado público de la CGT sobre la «Cumbre Social».

El pasado 25

de julio tuvo lugar en Madrid la 1ª Cumbre Social auspiciada por los sindicatos CCOO y UGT. La Cumbre Social se ha dotado de

una Declaración de Principios y de una Hoja de Ruta. En su constitución han participado diferentes organizaciones

sindicales, sociales, vecinales, profesionales, sectoriales e incluso organizaciones empresariales.
La 2ª Cumbre

está previsto que se celebre el próximo 10 de septiembre y mientras tanto se están constituyendo réplicas de la misma por

Territorios y Comunidades Autónomas así como en sectores del mundo laboral.

Tras analizar la Declaración de Principios, la Hoja de Ruta planteada, tener en cuenta las organizaciones que integran la

Cumbre Social y, especialmente, valorar la dramática situación de recortes y reformas a la que está siendo sometida la

mayoría de la población, que están provocando situaciones de auténtica emergencia social, la Confederación General del

Trabajo (CGT) manifiesta:

CONSIDERACIONES GENERALES PREVIAS
La Cumbre Social es convocada

por iniciativa de CCOO y UGT, sindicatos institucionales, mayoritarios por su nivel de representatividad, que ejercen

históricamente de mayoritarios en el sentido de protagonizar de forma excluyente el qué, el cómo, el cuándo, el por qué, el

para qué de las movilizaciones, de las convocatorias, de las reivindicaciones, de la luchas sindicales.
Estos

sindicatos institucionales han configurado en las últimas décadas un modelo sindical de concertación y pacto social que ha

contribuido al sostenimiento del sistema capitalista, gestando un modelo de relaciones laborales y negociación colectiva,

pactado con los distintos gobiernos y la patronal, gestionado desde la prepotencia, que ha formado parte del engranaje de

la política económica y social y que está basado en la pérdida progresiva de derechos laborales y sociales en beneficio del

papel de la empresa y la patronal.
Ese modelo sindical les ha permitido obtener privilegios, ayudas, subvenciones,

reconocimientos, por parte del gobierno y de la patronal. En definitiva, han contribuido al sostenimiento del sistema

obteniendo el apoyo interesado del sistema, el apoyo interesado del poder. Ello ha propiciado su crecimiento exponencial y

el atribuirse la representatividad de toda la clase trabajadora, ignorando otras verdaderas luchas sindicales y sociales en

defensa de las y los trabajadores y la pluralidad real existente.

En los últimos años, desde 2008, cuando se nos

“vendió” por el gobierno del PSOE la actual crisis económica, una crisis financiera del sistema capitalista, la actitud y

las prácticas de estos sindicatos institucionales, han seguido siendo de pacto y concertación social llegando incluso a

firmar la actual Reforma del Sistema Público de Pensiones por el que se retrasa la edad de jubilación hasta los 67 años o

firmando el II Acuerdo por el Empleo y la Negociación Colectiva con la patronal en el que ya se recogen muchas de las

maldades que posteriormente ha desarrollado el PP con su Contra-Reforma Laboral.
Como consecuencia de la intensa lucha

sindical y social que la clase trabajadora está manteniendo contra la crisis, como consecuencia de la lucha de las

organizaciones sindicales y sociales que representan el anarcosindicalismo, el sindicalismo alternativo, los movimientos

sociales, el 15M, las asambleas populares… estos sindicatos mayoritarios se vieron forzados a la convocatoria de una

primera Huelga General contra la política económica y antisocial del gobierno socialista el 29 de Septiembre de 2010 y una

segunda Huelga General contra el gobierno del partido popular el 29 de Marzo de 2012.

Los efectos de las

Huelgas Generales no han sabido gestionarlos adecuadamente UGT y CCOO. La situación de la clase trabajadora y clases

populares es cada día más dramática como consecuencia de los recortes, las reformas, los rescates, el pago de la deuda, como

consecuencia de las políticas dictadas desde el Gobierno, la Unión Europea, el FMI, los especuladores usureros. La

situación de conflicto social ha llegado a un nivel insostenible que está provocando la movilización espontánea de la

sociedad.
Las reformas del PP vienen a profundizar las reformas iniciadas por el PSOE, provocando más paro,

precariedad, recortes laborales y sociales, privatizaciones, represión, estafa al erario público, reforma constitucional

para convertir al país en la vanguardia de los estados neoliberales.
En ese contexto, surge una perdida de

protagonismo y descrédito del sindicalismo institucional y ahí interpretamos, desde la CGT, la urgente convocatoria de la

Cumbre Social en lo que consideramos un intento de capitalizar y protagonizar la lucha sindical y social actual, pero con

el objetivo de no revitalizar el conflicto social necesario para una salida social a la crisis, sino de domesticarlo,

secuenciarlo, enfriarlo, adormeciendo toda la lucha antisistema.
El rescate total de nuestro país será traumático,

implicará nuevos y enormes sacrificios de la mayoría de la población, la empobrecida clase trabajadora y clases populares,

lo que supondrá, sin ningún tipo de dudas, una amplificación de la conflictividad social. La mejor manera de frenar o

encauzar esta conflictividad social y poder llevar a cabo las reformas impuestas por el rescate, nos están insinuando que

debe ser un gobierno de concertación nacional pp-psoe-nacionalistas, que implique a todos los partidos políticos, que nos

sitúe a todos en el mismo barco y con la misma responsabilidad, un gobierno de tecnócratas obediente a los dictámenes de

los grupos financieros, patronal y los mercados, un gobierno pretendídamente sin ideología con el que la mayoría se vea

reflejado o identificado.

La CGT no va a jugar a ese gran pacto de concertación nacional para acallar las

protestas y desencanto populares, para preservar los privilegios de la minoría, un gran pacto para anestesiar a la

disidencia, no va a contribuir a unos “nuevos Pactos de la Monclóa”, no va a movilizarse por ese cambio de gobierno para

seguir aplicando la misma política antiobrera, un pacto de la clase política que impida un país sublevado en defensa de sus

intereses, un país callado y sumiso que permita aplicar con dureza y rigor las reformas. Muya al contrario, la CGT,

activamente contribuirá al desenmascaramiento de esta maniobra política en la que siempre pierden los más débiles. Esperemos

que la Cumbre Social no sea el paraguas que dé cobertura a toda esta maniobra política.

SOBRE LA

INICIATIVA DE CONVOCAR LA CUMBRE Y LA UNIDAD DE ACCIÓN
Para la CGT, efectivamente, son tiempos de unidad de

acción pero teniendo claros los objetivos por los que luchamos y que compartimos. Es obvio que hay que contar con una

coordinación de todas las organizaciones que vertebran la sociedad pero que, necesariamente, es preciso compartir los

objetivos del anticapitalismo, antipactismo, antidesarrollismo, anticrecimiento insostenible, anticonsumismo. Hay que

movilizarse de forma unitaria para que la salida a la crisis no sea más de lo mismo, no sea un nuevo capitalismo reforzado

en los niveles de explotación hacia los trabajador@s con una nueva legislación laboral que favorece nuevos recortes de

derechos y libertades.
Desde la CGT venimos trabajando por la unidad de acción desde hace años, intentando configurar

un gran Frente Sindical y Social amplio que dé respuestas alternativas y reales para una salida social de la crisis. Este

Frente Sindical y Social amplio gestado desde el anarcosindicalismo, el sindicalismo de clase y combativo y los movimientos

sociales debe plantear nuevas propuestas de cambio de modelo, de reparto del trabajo y de la riqueza, respuestas de justicia

social.
La mecánica de trabajo en los procesos reales de unidad de acción son el debate desde la multilateralidad, la

negociación de propuestas, la toma de decisiones colegiada, la definición clara de una plataforma de reivindicaciones por

las que nos movilizamos, el consensuar horizontalmente las fechas de movilización, de la huelga general, el contemplar el

calendario de otras convocatorias de movilización.
Desde la CGT venimos trabajando por la unidad de acción real, pero

definiendo antes la gestión de la unidad, la definición de objetivos.
Tomémonos en serio lo de la unidad de acción y

construyamos una relación horizontal de organizaciones entre iguales que pretenden luchar frontálmete contra la actual

política y sistema capitalista.
La CGT a estas alturas no será comparsa de ninguna puesta en escena en la que el

protagonismo real lo tenga el sindicalismo institucional.
¿Qué opina la Cumbre del reparto, de quién debe pagar la

crisis, de la reforma de las pensiones…? ¿Qué han hablado los secretarios generales de UGT y CCOO con la presidenta

Merkel, con Mariano Rajoy o con el Rey? ¿Qué plataforma de mínimos plantea el sindicalismo institucional? La realidad es

más seria y compleja que la aplicación de un simple rodillo de mayorías.
SOBRE LA DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS DE

LA CUMBRE
La Declaración comienza inculpando de la crisis al sistema financiero norteamericano, justificando,

por tanto, y diferenciando indirectamente, un capitalismo europeo de rostro humano, un capitalismo social que ha generado

un estado del bienestar en el que patronal y clase trabajadora hemos “convivido felízmente” durante más de treinta y cinco

años. En el caso concreto de nuestro país, se defiende el modelo de derecho laboral creado con la Transición democrática y

que ahora se está demoliendo. Para evitarlo, se vuelve a confiar en el propio sistema y se apuesta por ganar un referéndum

y propiciar el adelanto de las elecciones generales.
La Declaración no se cuestiona el sistema económico, político,

por el contrario, se acepta el capitalismo como sistema y, en consecuencia, se asume la explotación laboral como sistema

de relación social, se reconocen las bondades del modelo de convivencia de los últimos 35 años, en los que se ha coqueteado

y jugado con el capitalismo.
En la Declaración se confía en volver a la situación laboral y social anterior a la

crisis, con medidas de reactivación económica que generen crecimiento, creación de empleo, aumento del consumo y en

consecuencia, desde su punto de vista, cohesión social. Por tanto, se propone salir de la crisis con las mismas recetas de

explotación pero con una precariedad y degradación social inaudita. No hay cuestionamiento de la UE que padecemos y que

queremos, ni del papel del Banco Central Europeo, ni del Fondo Monetario Internacional, ni el pago de la deuda, ni las

alternativas al euro.
No hay ningún lugar a la crítica, a la autocrítica, ninguna referencia al pasado, a los pactos

firmados, ninguna responsabilidad sobre lo que está aconteciendo, todo ha sido perfecto en las últimas décadas de

convivencia, las y los trabajadores hemos vivido un cuento de hadas y hemos sido muy felices. No hay ningún cuestionamiento

de la Transición democrática.

La Declaración ignora absolutamente la complicidad de UGT y CCOO con las reformas

laborales aprobadas, con la reforma de las pensiones, con la aprobación del Tratado de la Unión Europea, con la reforma

constitucional pactada entre el PP y PSOE para pagar la deuda y reducir el déficit.
No hay ninguna propuesta

alternativa en la Declaración. Se habla de movilizarse pero ¿para qué? ¿con qué objetivos? No se define la convocatoria de

la Huelga General, no se opina sobre la desobediencia civil pacífica, sobre la resistencia civil, sobre desalojos, redadas a

migrantes sin papeles…

No hay ninguna referencia al cambio de modelo, al necesario cambio de sistema para

afrontar la verdadera crisis estructural que subyace a la crisis financiera-económica, como es la crisis energética, la

crisis de recursos, la crisis climática, medioambiental, la crisis de modelo productivo y de crecimiento ilimitado, no

planteamientos de reparto y de justicia social.
En definitiva estamos ante una Declaración de Principios que pretende

retrotraernos al 2007 para seguir apostando por el mismo modelo de crecimiento y sin ninguna alternativa.
Es una

Declaración sobre la moderación, que pretende evitar respuestas radicales, que apuesta por el pacto social y el entreguismo,

que aspira a dignificar la imagen del sindicalismo institucional y que sea éste quien protagonice las protestas ya

domesticadas, ignorando, por ejemplo todas las movilizaciones anteriores, todas las luchas que la sociedad ha venido

haciendo, con centenares de manifestaciones y acciones que pretenden romper la lógica del capital.
Para la CGT,

integrarse en la Cumbre Social y suscribir su declaración de Principios implica renunciar a un discurso diferenciado,

renunciar a nuestro análisis, a nuestras ideas, a nuestra autonomía. Es necesario exigir responsabilidades de lo que está

ocurriendo y desarrollar instrumentos para la transformación social y no para el pacto y la resignación. La Cumbre Social

puede ser un instrumento para la resignación.

SOBRE LA HOJA DE RUTA PLANTEADA POR LA CUMBRE

SOCIAL
Para la CGT el plantear un Referéndum en septiembre, una posterior Consulta Popular en octubre, obviar

la convocatoria de Huelga General en Euskadi, o no plantear con claridad o relegar la convocatoria de una nueva Huelga

General a un incierto noviembre, representa un elemento distractor y desmovilizador. El referéndum y la consulta popular no

son las herramientas de la clase trabajadora, son herramientas propias de la clase política, de la propia constitución, del

propio sistema y como tales son ajenas a nuestras herramientas de lucha.
La CGT apuesta por la movilización permanente

y por la convocatoria de Huelga General, sin más dilaciones. La hoja de ruta marcada por la Cumbre responde más a los

intereses propios del sindicalismo mayoritario institucional que persigue recuperar la capacidad de interlocución social

que ha perdido y le está negando el gobierno actual del partido popular.
Los que auspician la Cumbre quieren

protagonizar el conflicto social para descafeinarlo, quieren alargar artificialmente los tiempos de la lucha con un

calendario que difumina la espontaneidad y efectividad real de la lucha social
La CGT apuesta por luchas sectoriales,

movilizaciones, huelgas de consumo, ocupaciones, acciones directas… todo lo que posibilite incrementar la conflictividad

social, propiciando para ello una estrategia de alianzas con el sindicalismo de base y combativo y los movimientos sociales

que permita expandir propuestas, principios, valores alternativos, anticapitalistas, valores de libertad y justicia

social.

SOBRE LAS ORGANIZACIONES QUE COMPONEN LA CUMBRE
La CGT no puede integrarse en la

estructura de la Cumbre Social dado que algunas de las organizaciones que la integran mantienen objetivos, planteamientos e

ideología absolutamente contrapuestos a la CGT. Es una cumbre interclasista que no tiene como objetivo el cambio del sistema

capitalista si no su reflotación, el parcheo, el volver ilusamente a situaciones de crecimiento semejantes al periodo

anterior a 2008. La CGT como organización sindical de clase tiene como objetivo el cambio del sistema capitalista, no

trabaja sólo contra los recortes y la defensa de los derechos laborales sino que lucha por la transformación social, por

una nueva sociedad basada en la justicia social y la libertad, por una nueva sociedad alternativa al capitalismo, centrada

en los intereses del ser humano y consciente de las limitaciones de los recursos naturales.
Por otra parte, la CGT por

coherencia con sus propios estatutos que impiden la afiliación de policías, guardia civil, militares, funcionarios de

prisiones, cuerpos represivos… no puede integrarse en una Cumbre Social en la que participan asociaciones y sindicatos

representantes de estos colectivos y de organizaciones patronales.

CONCLUSIÓN
La CGT

manifiestaa que en estos momentos, la mejor herramienta que le queda a las y los trabajadores y clases populares es la

movilización permanente, la lucha por sus derechos y libertades, la Huelga General, sin dilaciones, ni treguas, ni

distractores, ni instrumentos desmovilizadores, ni pacto social, ni burocracias, ni referéndum, ni Consulta Popular…
La CGT no se integrará en la Cumbre Social
No firmará la Declaración de la Cumbre Social
No apoyará la

iniciativa de que el Gobierno convoque un referéndum sobre la política económica y antisocial
No apoyará la

convocatoria de una Consulta Popular sobre la política del Gobierno planteada por las organizaciones que forman parte de la

Cumbre Social.
La CGT si apoyará y participará de forma activa en todas las movilizaciones que se están convocando

para potenciar el necesario conflicto social que nos conduzca a la convocatoria de una nueva Huelga General lo más unitaria

posible en el próximo Otoño.

ALTERNATIVAS
Sí hay alternativas, sí es posible salir de la

crisis con otro modelo alternativo al capitalismo. Cuando se plantea una lucha por la transformación social y concretada

en el tiempo, es necesario definir esos objetivos mínimos a conseguir con las luchas, con las convocatorias de las

movilizaciones, con la Huelga General. Desde la CGT entendemos que es preciso contemplar un programa de mínimos que

incluya:
Retirada de toda la legislación laboral y reformas aprobadas contra los derechos de las y los trabajadores
Protección a los millones de personas desempleadas hasta que encuentre trabajo
Protección ante los desahucios.

Programa de viviendas sociales.
Reparto del trabajo, reducción de la jornada laboral, reducción de la edad de

jubilación
No a las privatización de los servicios públicos: sanidad, educación, transportes…
No a los recortes

sociales y laborales.
Desarrollo de las ayudas a la dependencia
No a los EREs
Expropiación de las empresas

que fueron públicas anteriormente y prestan servicios básicos a la sociedad
Reforma fiscal para que paguen más quienes

más tienen
Persecución del fraude fiscal
Uso del dinero público para la economía productiva sostenible, para la

creación de empleo y no para pagar la deuda o rescatar bancos
Exigencia de responsabilidades penales a los causantes de

la crisis
Libertad sin cargos para todas las personas enjuiciadas con motivo de su militancia sindical o social. No a

la represión.

Secretariado Permanente de la CGT