‘Diario de una ciudad libertaria’: ameno, sorprendente y necesario

Retén de la Guardia Civil durante convocatoria de huelga de CNT en 1931.
Retén de la Guardia Civil durante
convocatoria de huelga de CNT en 1931.


Conmigo lo ha conseguido, y así se lo digo tras dar el primer sorbo a la cerveza que comparto con Enrike García Francés ‘Kike’ en una conocida terraza zaragozana. Como escribe al principio de “Diario de una ciudad libertaria”, que se presenta este miércoles a las 19.00 horas en el Centro de Historias, su deseo es que el lector descubra parte de nuestra historia que no conocía y que le sorprenda tanto como a él. Apenas bastan una docena de páginas para enganchar y sorprender.

La insurrección de 1933, el asesinato del Cardenal Soldevila a manos de Ascaso y Escartín, la huelga de 1934 que paralizó Zaragoza más de un mes, el asesinato de un redactor del Heraldo de Aragón, la sublevación del Cuartel del Carmen, la detención del responsable del atentado del Liceo, el asesinato de Ferrer i Guardia tras la Semana Trágica, manifestaciones, atentados, tiroteos, bombas, huelgas, congresos, insurrecciones… desde 1871 hasta 1936 y todo en nuestras calles. En “Diario de una ciudad libertaria” es la propia ciudad de Zaragoza la que nos relata, a modo de diario, los acontecimientos más importantes y destacados de esos años… día a día y con todo lujo de detalles. El formato elegido por el autor engancha y anima a seguir leyendo, y los detalles sorprenden, y mucho.

Le confieso que me han llamado la atención las cortas edades de los protagonistas de los pasajes, el alto grado de violencia en las huelgas e insurrecciones, e incluso conocer que en las calles que ahora pisamos han sucedido semejantes hechos.

Kike estima la media de edad de los manifestantes de entonces entre los 14 y 16 años, “la participación de los niños era tan intensa que en la huelga de 1917 se declaró el estado de guerra y una de las medidas era la prohibición de ir a las manifestaciones a los menores de 15 años”, me cuenta.

En cuanto al grado de violencia, me dice que “la gente solía ir armada, por eso la pistola en la portada. Es una Star, la pistola típica que llevaban los anarquistas. La violencia era brutal por las dos partes, la policía en cualquier momento sacaba los sables y cargaba, o incluso disparaban. Los anarquistas se defendían a pedradas, quemando conventos, o incluso también disparando”. Me cuenta un ejemplo (hay muchos en el libro, doy fe) de violencia extrema que se dio en la huelga de 1932 contra las deportaciones de anarquistas. “El segundo día de la huelga un grupo de anarquistas emboscados en los porches de la calle Conde Aranda abren fuego contra los guardias. Tendrá que acudir el ejército. El tiroteo dura horas y tiene un balance de tres obreros muertos y cuatro guardias heridos”. Como refleja en el libro Kike, la violencia extrema “era la tónica general, la gente iba armada y la policía también, por tanto no era difícil que se sucediesen tiroteos entre unos y otros”.

El porqué de este libro lo tiene claro. Lo que busca es sacar a la luz las huellas de nuestro pasado que están totalmente ocultas. “Ocurrieron unas cosas increíbles en Zaragoza, la gente debería conocer lo que pasó en estas calles. Incluso personajes, ya que es fácil encontrar cosas sobre Ascaso, Buenacasa y demás, pero en el libro aparecen víctimas significativas que han quedado en el olvido. Hay muchos nombres de los que nadie ha oído hablar”. Completamente necesario.

El Drogas, cantante de Txarrena y Barricada, escribe un poema para el libro en el cual versa “andan los cantos de libertad un tanto afónicos desde entonces”. El autor está completamente de acuerdo, ya que “desde que llegó la dictadura, luego la transición, los pactos de la Moncloa, el anarcosindicalismo quedó totalmente desarticulado. De ser masivo y algo importante en el estado español ha pasado a ser algo muy minoritario en comparación a los sindicatos mayoritarios actuales. Desde entonces estamos afónicos pero poco a poco se está recuperando, aunque sea mediante movimientos tipo 15-M u otros, que no son libertarios y hay que salvar las distancias, pero sí son asamblearios, contra los partidos políticos, dando la voz a los ciudadanos, etc.”. Nos preguntamos sobre el porqué, sobre las diferencias de antes y de ahora, y Kike está convencido de que la gran diferencia es que “de una sociedad donde ser obrero era un orgullo se ha pasado a una sociedad de consumo donde no hay conciencia de clase. Se ha perdido todo eso porque la sociedad ha cambiado de forma radical”.

Me confiesa, durante el último trago de la cerveza, que envidia de aquella época la conciencia de clase, la militancia y el compromiso de la gente. “Se me ponían los pelos de punta mientras leía cómo la gente se jugaba la vida en las insurrecciones y en las huelgas, por la convicción de luchar ya no solo por ellos mismos sino por los demás. Esto se ha perdido y debemos recuperarlo”.

En definitiva, no nos vamos a encontrar un libro de ciencia ficción, es el relato tal cual fue y cómo se recogió en la prensa y escritos de entonces, “siempre contrastando entre diversas fuentes y algunos libros”, aclara. Un colosal ejercicio de memoria histórica presentado de una manera diferente, consiguiendo entretener y ser ameno en su lectura. Y como todos estos ejercicios de memoria histórica, muy necesario y altamente sorprendente.

[Alma Samper es periodista e investigadora. Colaboradora de AraInfo]

Enlaces de interés

Presentación del libro: http://arainfo.org/2014/09/presentacion-del-libro-y-web-didactica-diario-de-una-ciudad-libertaria/

Web: http://www.zaragozamemoriahistorica.com/

Editorial La Malatesta (adquisición del libro): http://www.lamalatesta.net/

Librería Cazarabet (adquisición del libro): http://www.cazarabet.com/