Para encontrar otra reforma de la jornada laboral en España hay que retroceder hasta 1919, año en el que los trabajadores de una empresa energética de Barcelona «La Canadiense» se declararon en huelga. Unas protestas gracias a las cuales consiguieron una jornada laboral de ocho horas.
PSOE y Sumar han firmado un acuerdo en el que contemplan llevar a cabo una reducción de la jornada laboral sin que esto implique una rebaja salarial. En concreto, la medida contempla reducirla hasta las 38,5 horas en 2024 y hasta las 37,5 en 2025. De salir adelante, esta sería la primera reducción de jornada que se llevaría a cabo en 40 años.
Una reforma que acercaría legalmente a los asalariados del sector privado al público, donde ya impera esa referencia, y que en la práctica tendrá un efecto parcial, ya que la mayoría de españoles ya trabajan menos de 40 horas, ya sea porque lo tienen reconocido por convenio, ya sea porque querrían hacerlo pero no pueden. Y que beneficiaría sustancialmente más a hombres que a mujeres. Entonces, ¿qué efectos reales tendría esta medida y cuántos asalariados y de qué sectores trabajan actualmente 40 horas a la semana?.
La jornada laboral máxima lleva anclada en las ocho horas diarias desde hace más de 100 años. Concretamente, desde que los obreros catalanes salieron a la calle y tras meses de protestas –en la que se conoció como la huelga de la Canadenca– obligaron al Estado a convertir a España en uno de los primeros países que topaba a ocho horas la jornada máxima. Desde entonces no ha habido cambios en este punto, si bien sí se ha ido reduciendo el tiempo ordinario de trabajo a través de pasar de una semana laboral de seis días –hasta hace pocas décadas era usual trabajar de lunes a sábado- a una de cinco.
Ahora el PSOE y Sumar se proponen ir un paso más allá y reducir hasta las 37,5 horas el máximo que un asalariado a jornada completa pueda trabajarr a la semana. Pero, ¿cuánto trabaja un español de media? España es uno de los países europeos donde sus gentes dedican más horas al año a trabajar.
La media, según los últimos datos de la OCDE, está en 1.643 horas al año, 300 más que un alemán, 200 más que un sueco o 140 más que un francés. Es decir, un español a final de año acaba trabajando casi dos meses más que un alemán. En este sentido, la jornada de un español es más parecida a la de sus vecinos íberos, los portugueses, o mediterráneos, los italianos o griegos.
Unas 1.643 horas al año equivalen a 35,7 horas a la semana, si se descuenta el mes de vacaciones que como mínimo tiene reconocido todo trabajador por ley y los 14 días festivos estipulados en el calendario laboral. Es decir, si un año tiene 52 semanas, puramente laborables hay un máximo de 46. Si miramos a la Encuesta de Población Activa (EPA) del INE, la semana laboral media en España es incluso inferior, de 33 horas.
No obstante, esos datos hay que mirarlos con cautela, ya que son una media y bajo la misma se agrupan a una parte de trabajadores que operan menos de 40 horas a la semana y otra que se ajusta a ese máximo o incluso lo supera. Y el primero es un colectivo no menor, en un país donde el 14,3% de los asalariados está empleado a tiempo parcial, según los últimos datos del INE. La mayoría mujeres y de manera no deseada, es decir, si pudieran trabajarían más horas para poder cobrar más sueldo a final de mes.
Por lo tanto, ¿quién trabaja hoy en día 40 horas y podría verse afectado por la potencial rebaja a 37,5 horas? Pues algo menos de la mitad de los asalariados españoles, atendiendo a esos mismos datos del INE. Actualmente, hay 10,1 millones de ocupados (48,2% del total) que laburan cada semana 40 horas o más. Un porcentaje que se ha ido reduciendo con el tiempo y es que antes de la crisis financiera e inmobiliaria ascendía a casi el 60%.
Los sectores con mayor porcentaje de ocupados que hacen regularmente 40 horas o más son la industria, la construcción, la hostelería, el comercio, el transporte y las actividades inmobiliarias, según la EPA.
Y, en clave de género, los hombres se verían ampliamente más beneficiados por una reducción del tope máximo de jornada. Mientras el 57,5% de ellos trabaja 40 horas o más al mes, solo el 37,5% de ellas hace lo propio. Aquí el peso de las jornadas parciales, prácticamente monopolizadas por ellas al recaer sobre sus espaldas el cuidado de niños y dependientes, se nota.
Gran parte de esa reducción se explica no tanto por el aumento del tiempo parcial, sino por dos motivos. Uno, porque, de manera muy lenta, la negociación de convenios colectivos entre patronales y sindicatos ha ido rebajando las horas máximas que se trabaja al año. Actualmente, la jornada media anual pactada por convenio está en 1.754,4 horas al año y el equivalente a laburar 40 horas a la semana serían unas 1.820 horas. Es decir, la mayoría de convenios ya no se rigen por ese tope de 40 horas semanales.
Y eso si se mira al sector privado, ya que en el público hace años que impera la semana laboral de 37,5 horas semanales. Y es que en el último acuerdo salarial entre el Gobierno (hoy en funciones) y CCOO y UGT se incluyó una disposición que instaba a todas las esferas de la administración a rebajar a 35 horas semanales la jornada de sus empleados públicos.
Lo cierto es que hay países en Europa que tiene jornadas laborales que rondan la cifra incluida en el acuerdo. Es el caso de Finlandia, con 38,7 horas semanales o Dinamarca, con 39,1.Otro de las zonas con jornadas más bajas es Francia, con 40 horas semanales.
Muchos países como Suecia, Portugal, Noruega, Japón, Italia o Finlandia llevan en sus legislaciones las 40 horas semanales, si bien la jornada laboral real es inferior gracias a los acuerdos alcanzados en la negociación colectiva entre patronales y sindicatos.
En el caso de la Unión Europea, establece una jornada laboral máxima de 48 horas semanales (incluidas las horas extra). Sin embargo, plantea la posibilidad de que pueda ser superior si la legislación nacional lo permite, siempre que el empresario llegue a un acuerdo con el empleado, que puede rechazar el acuerdo o renunciar a él en todo momento.
CGT no puede estar más de acuerdo en que la jornada laboral no puede seguir siendo de 40 horas semanales. Ya pedimos abrir el debate de la jornada laboral antes de que la campaña electoral pusiera el foco en ese asunto. La jornada efectiva de trabajo en las jornadas completas apenas sobrepasa las 33 horas; en las parciales, las 18. Y, en su conjunto, la jornada pactada no llega a las 35 horas. Muchos convenios ya regulan por debajo de las 40 horas y crecen, mes tras mes, los contratos a tiempo parcial. En un contexto así para la CGT, la reducción legal de la jornada de trabajo servirá para poner sobre papel una realidad; y para que, en otros sectores, donde abundan las jornadas parciales, suban el número de horas de estos contratos y su retribución.