El cupón de la ONCE reparte mala suerte a sus vendedores

  • La Confederación General de Trabajadores denuncia que la dirección de la ONCE sanciona a trabajadores considerados «no rentables» mientras oculta los privilegios de sus directivos

La Confederación General de Trabajadores (CGT) denuncia que la Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE) castiga a los trabajadores que no alcancen las ventas mínimas estipuladas en convenio. Sanciones que pueden suponer suspensión contrato y sueldo o despidos. En un contexto de crisis económica en la que las ventas de cupones soportan años de caída.

Desde CGT ONCE denuncian que las sanciones recaen en trabajadores considerados poco “productivos”, calificativo que utiliza la ONCE para referirse a los vendedores que no alcanzan el mínimo de ventas estipulado por convenio. Sanciones que afectan sobre todo a aquellos con mayores problemas de movilidad y ciegos totales. Una situación que coloca a los trabajadores en la obligatoriedad de salir a vender todos los días de la semana o incluso comprar sus propios cupones para no ser sancionados.

Según CGT, la situación ha empeorado con los Canales Físicos Complementarios (CFC). Medida aprobada en el XIV Convenio Colectivo de la empresa y los trabajadores que estableció la creación de un canal de venta ONCE-no ciegos que comenzó en mayo de 2010, y que permite la venta de cupones en bares, estancos y gasolineras.

Canal de venta paralelo

La confederación explica que hace cinco años, la dirección y el consejo de la ONCE, con la colaboración del Gobierno y el sindicato Unión General de Trabajadores (UGT), decidieron crear un canal de venta paralelo, y externo al canal tradicional de vendedores, “en una primera fase se crearon 9.840 nuevos puntos de venta, algo que no se tradujo en la creación de nuevos puesto de trabajo, todo lo contrario”, según explican desde el sindicato CGT, “Se precarizaron y destruyeron trabajos, como consecuencia de la duplicación de puntos de venta”.

Para la federación, los números siguen sin cuadrar, el canal complementario apenas vende un 4.5% del total y sale más caro que el canal tradicional de vendedores. En un principio estos canales incluían la venta en gasolineras, estancos, kioscos de prensa, pero con el tiempo se han ampliado a las oficinas de Correos y otros establecimientos y supermercados, como Coviran, SuperCor o Vips. “Se está trabajando para que Mercadona comercialice los cupones”, comenta a Diagonal Adolfo Martínez, secretario general de CGT-ONCE.

Durante los últimos cinco años las cifras arrojadas sobre el rendimiento de los Canales Físicos Complementarios son “económicamente un fiasco, socialmente un drama y la imagen de la ONCE queda afectada cuando los clientes ven que los juegos de la ONCE se venden en lugares y por gente ajena a la institución”, explica Gómez.

En las cifras obtenidas por CGT ONCE de la dirección General de la ONCE, se muestran que en el año 2010 se contaba con 20.540 vendedores, un descenso de vendedores continuado en el tiempo que ha alcanzado en el 2014 los 19.782 vendedores. Al tiempo que los CFC han ido en incremento.

Estos canales han supuesto un incremento de la competencia, que los vendedores denuncian al tratarse de una dificultad añadida para cumplir  los objetivos de ventas marcados por la empresa.

Para el secretario general de esta sección sindical, se trata de “una trampa para el trabajador, el convenio establece que debemos vender un mínimo de 210 euros diarios independientemente del lugar de venta, establece un mismo criterio para trabajadores diferentes”, explica el miembro del comité de empresa en la Delegación Territorial de Valencia que se “exige el mismo mínimo de ventas a quien vende en el centro de Madrid, que a quien lo hace en un pueblo de 800 habitantes”.

La institución justificó el canal de venta alternativo en una supuesta necesidad de expansión, que velaría por el mantenimiento de los puestos de trabajo, la creación de empleo nuevo, estable y en las mejores condiciones. Sin embargo, desde CGT ONCE denuncian que “los CFC no han permitido crear empleos, al contrario, crean puntos de venta que se solapan con otras actividades sin crear ni un solo puesto de trabajo”.

El reglamento del XIV Convenio Colectivo quedó ratificado en el XV Convenio, aprobado en el año 2013 con el apoyo de UGT y CC.OO. Contó con una fuerte oposición de los demás sindicatos, que denunciaron la supresión de trienios, las bajadas de salario en un 30% y la contratación de afiliados con jornadas reducidas en formato junior, una modalidad contractual según el que “se establece que los tres primeros años cobras un 30% menos que el resto de la plantilla”, comenta Gómez. Para añadir, que “junto a este se aprobó el contrato de media jornada. Los salarios reales de estos trabajadores son de 350 euros al mes. Más del 30% de la plantilla se encuentra trabajando bajo esta modalidad de contrato”.

El nuevo reglamento fue criticado por la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSI-F), que exigió su retirada, para que el cupón fuese vendido de forma íntegra por personas afiliadas y discapacitados. Al entender que los CFC atentan contra el futuro laboral de los trabajadores y sobre todo, la integración e inserción social de las personas con discapacidad.

El miembro del comité de empresa en la Delegación Territorial de Valencia denuncia que la Dirección de la ONCE tolera y fomenta, que los vendedores trabajen en días de descanso “está poniendo en muchos casos a estos vendedores como ejemplo comparativo, para sancionar por baja rentabilidad a quienes cumplen estrictamente con lo recogido en el vigente convenio en materia de descanso y jornada laboral”.

Este es el caso de J.C un vendedor que “vende boletos de lunes a viernes, en sus días vacacionales y su descanso semanal”, explica Gómez, que “para verificar lo que denuncio bastaría comprobar la actividad de los los terminales puntos de venta (TPV)”.

Esto sucede al tiempo que “nadie sabe qué cobra un directivo de la ONCE. Una entidad sin ánimo de lucro, tutelada por el gobierno, que recibe ayudas y subvenciones, yo creo que debería haber más trasparencia”, critica el secretario general. “Directivos nombrados a dedo que cobran sueldos desorbitados, mientras sancionan a vendedores que pasan 10 horas en la calle para poder alcanzar el mínimo”, añade.

Además, el miembro de CGT explica que el convenio vigente permite a cualquier persona con un Número de Identificación Fiscal solicitar la comercialización de cupones. No obstante, denuncia que “a nosotros para poder vender se nos exige tener un certificado de la ONCE. Es un sinsentido, hay gente a la que están rechazando por su nivel de discapacidad y falta de movilidad”.

Gómez explica que estos convenios siempre se firman en el mes de julio “cuando los trabajadores están de vacaciones. Curiosamente los tres anteriores se han firmado por gobiernos en funciones, ocurrió con Eduardo Zaplana, con Leire Pajín y ha ocurrido con el actual Gobierno”, comenta.

Denuncia ante la inspección de trabajo

Ante esta situación, los trabajadores solo tienen la vía judicial para denunciar, con el perjuicio que esto supone. “Ha habido denuncias en la Inspección de Trabajo. Se ha sancionado a jefes de área por las razones que nosotros denunciamos. Personas que estando de baja han estado trabajando”, concluye Gómez.

El Ministerio de Trabajo sancionó el pasado mes de octubre de 2015 a la organización a pagar una multa de 5.000 euros a la Comunidad de Madrid, por «fomentar» el trabajo de los vendedores en su periodo de vacaciones y días libres. Tras una investigación surgida con la denuncia de CC OO esta práctica fue interpretada como «competencia desleal» para el resto de trabajadores.

La ONCE es una corporación tutelada por el Gobierno, que se considera “de carácter público y sin ánimo de lucro”. Se caracteriza en gran medida por dar trabajo a personas que por sus condiciones no obtendrían en otros lugares. Disfruta de unas condiciones ventajosas que la sitúan como una especie de monopolio que recibe subvenciones, exenciones y beneficios económicos con el fin de que integre a ciegos y discapacitados, con un trabajo y salario digno.

Fuente Diagonal