Antonio Pérez Collado: «Los antisistema y los prosistema».

Hasta ahora han

resultado fallidas las torpes campañas orquestadas para desprestigiar la rebelión popular del 15-M, que ha desconcertado a

medio mundo; el otro medio estábamos deseando algo así y nos hemos sumado con inusitada alegría. Ha

sido un soplo de esperanza, a pesar de que monseñor Rouco afirme que los jóvenes de las acampadas tienen el alma

vacía.

La primera maniobra consistió en ignorar o menospreciar la

convocatoria distribuida por Internet para la manifestación del 15 de mayo, pero cuando tantas miles de personas salimos a

la calle, la reacción de la ultraderecha mediática se fue cargando de belicosidad. En un primer momento intentaron vincular

esa respuesta ciudadana con el entorno abertzale y con lo que ellos llaman grupos antisistema; insulto inventado por los

que defienden este injusto orden social para descalificar a los que luchamos contra él. La convivencia pacífica demostrada

en las acampadas posteriores y la actitud no violenta con que se respondió a las cargas policiales en varias ciudades,

dejaron también al descubierto la manipulación contaminadora de periodistas de dudosa profesionalidad y medios con nula

objetividad.

Han sido patéticas y contraproducentes las provocaciones de infiltrados en las acciones del 15-M y

el montaje de alguna televisión sobre movilizaciones en Barcelona… ¡con escenas de la revuelta griega! Tampoco fueron muy

convincentes las entrevistas a comerciantes o ciudadanos cuyos intereses -distorsionados y exagerados para la ocasión- se

pretendía defender frente a la protesta, bulliciosa pero sosegada, de personas hartas de no ser tenidas en cuenta, salvo en

las campañas electorales.
Que estos nefastos personajes de verbo venenoso llamen “perroflauta” a todo indignado, es

una forma poco rigurosa de encuadrar a multitud de gentes diversas (la mayoría sin perro ni flauta) a las que une el hastío

y el rechazo a una forma de vida que ha sido desprovista de sus verdaderos placeres por el capitalismo consumista e

insolidario. Seguramente en el calificativo de dichos tertulianos se incluyen movimientos recientes como el ecologismo, la

antiglobalización, la okupación, el antimilitarismo y otras propuestas, desde las que se ha conseguido ir sensibilizando a

la población sobre los peligrosos riesgos que entraña abrazar irreflexivamente el credo del sistema de pensamiento único y

capitalismo salvaje.

Al final, viendo que esto no es flor de un día ni cosa de cuatro nostálgicos de la

revolución, al propio sistema y a sus servidores no les ha quedado más remedio que reconocer la importancia del fenómeno y,

eso sí, ponerse a estudiar cómo lo pueden neutralizar o reconducir; de ahí esa fingida disposición a recoger algunas de sus

propuestas (que ellos hipócritamente dicen compartir) y su empeño en pedir que el movimiento se dote de una organización

estable, de un programa y, sobre todo, de unos líderes (a los que ellos puedan ofrecer dinero y poder, suponemos).

Con estas pretensiones vuelven a demostrar que no han entendido nada; que por lo que la gente clama en las calles es por

un cambio profundo de sociedad, un reparto justo del trabajo y de la riqueza, unas relaciones sociales, políticas y

económicas en las que todas las personas podamos participar directamente y en pie de igualdad.

Antonio Pérez

Collado Secretario General de CGT-PV