Las principales barreras que la juventud encuentra en su desarrollo personal y profesional son la vivienda y el empleo, factores que no les permiten emanciparse a una menor edad y que, además, tienen un gran impacto en su salud mental. Cabe destacar que la principal causa de muerte de la población joven es el suicidio, Así lo recoge el Observatorio de la Emancipación del Consejo de la Juventud de España, en su informe relativo al segundo semestre de 2022.
En materia laboral podemos destacar que, pese a los esfuerzos que se han emprendido por mejorar las condiciones laborales de la población, la temporalidad y la precariedad de salarios siguen siendo una constante para las personas jóvenes. Si a ello le sumamos los elevados costes de alquiler, el resultado es que su poder adquisitivo y las condiciones económicas de la juventud se ven seriamente comprometidas. Un dato a tener en cuenta: de media, el precio del alquiler supone un 80 % del salario de una persona joven, de acuerdo con el informe.
Otro dato significativo que podemos destacar es que el 20,6 % de las personas jóvenes que se encontraban trabajando en el segundo semestre de 2022 no alcanzarán los umbrales mínimos de bienestar, es decir, se encuentran en riesgo de pobreza o exclusión social. Además, el porcentaje de personas jóvenes que vivían fuera del hogar familiar era del 15,9 %, cifra muy por debajo de la media europea que se sitúa en un 31,9 %.
Un mito que lleva construyéndose desde hace años es que un nivel formativo superior y el trabajo duro garantizan una mayor estabilidad económica. Sin embargo, los datos demuestran que las condiciones estructurales no permiten a la juventud acceder a mejores condiciones pese a un esfuerzo formativo y laboral. En ese sentido, solo el 22,9 % de las personas jóvenes con estudios de formación profesional de nivel superior o universitaria se habían podido emancipar, tasa muy similar a la de personas jóvenes con menor nivel de estudios. Además, la sobrecualificación aqueja a 2 de cada 5 jóvenes, quienes se insertaban laboralmente en un puesto de trabajo que requería un nivel de cualificación menor al suyo.
Tener un trabajo tampoco es suficiente para acceder a una vivienda comprada o de alquiler. Si el salario medio de una persona joven subió un 4,6 % en 2022 -13.079,19 euros netos al año-, el precio del alquiler subió un 7,55 %. De tal forma que el alquiler medio de una vivienda es de 912 euros, lo cual implica para una persona joven el 83,7 % de su sueldo. Este porcentaje se sitúa muy por encima de la recomendación de muchos estudios que establecen que el precio de la vivienda no debería suponer más del 30 % del salario de una persona.
La situación es muy parecida si consideramos la situación de las personas que lograron acceder a una hipoteca. Así, el importe medio de la primera mensualidad en el segundo semestre de 2022 era de 661,33 euros, representando el 60,7 % del salario medio de una persona menor de 30 años.
Elevado desempleo entre los jóvenes
La situación laboral de las y los jóvenes es muy compleja. La tasa de paro de población joven en 2022 fue de 22,2 % frente al 12,9 % de la población en general. La contratación fija discontinua de jóvenes se ha disparado, pasando de 23.569 contratos fijos discontinuos a 233.828.
También, el trabajo autónomo de una persona joven ha disminuido: en diciembre de 2022 solo el 5,2 % de la población joven era autónoma, con una media de ingresos de 6.282,14 euros al año, cifra que representa menos de la mitad del sueldo de una persona joven asalariada.
En resumen, para explicar por qué la juventud española se emancipa a una edad cada vez mayor, debemos comprender que las condiciones estructurales imponen múltiples barreras a las personas jóvenes. Para la CGT el trabajo precario, la temporalidad en los contratos, las múltiples exigencias que impone el mercado laboral a las y los jóvenes, junto a los altos costes de vivienda, hacen que la población joven no pueda emanciparse, ya que se enfrentan a un contexto que les sitúa por debajo de la línea de bienestar y, en ocasiones, les coloca en situación de riesgo y exclusión social, pese a haber cumplido su parte en ese mito de formarse y trabajar duro para conseguir mejores ingresos.
Los temas que generan mayor preocupación a los jóvenes son los salarios bajos (37,8%), la precariedad laboral (30,4%) y la dificultad para la emancipación (29,5%), seguidos muy de cerca por el paro (24,6%) y la falta de confianza que tiene la sociedad hacia los y las jóvenes (24,9%), según el estudio Jóvenes en pleno desarrollo y crisis pandémica del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud.
Desde CGT seguiremos luchando por la igualdad tanto económica como social de la juventud trabajadora de este país, luchando contra la precariedad y por trabajos dignos. Exigiendo políticas sociales reales que beneficien a los sectores más castigados de la sociedad.
El sindicalismo y la lucha por los derechos sociales no es una cuestión de edad, son de justicia social. Organizarse es la actitud.