Aparentemente la ciudadanía francesa está cabreada. ¿La causa? Los presupuestos para 2026 que presentó François Bayrou, primer ministro francés desde diciembre 2024, y aliado de Macron, presidente de la República desde mayo 2017.
Según la CNT-SO, esos presupuestos comportan:
- Aumento de la jornada laboral, con dos días de trabajo no remunerados en lugar de dos días festivos suprimidos. ¡Vuelve la corvée! (obligación de trabajar gratuitamente en las tierras del noble o señor feudal y era impuesto a los siervos )
- Año en blanco para las prestaciones sociales, las pensiones y los salarios de los funcionarios públicos (congelación del índice), que no se revalorizarán independientemente de la inflación. La escala impositiva también se congelará, lo que provocará un aumento automático de los márgenes de los tramos impositivos.
- Ataques a los enfermos: duplicación de las franquicias médicas y de las participaciones fijas (por ejemplo, 2 € en lugar de 1 € por una caja de medicamentos, 4 € en lugar de 2 € en el médico de cabecera…), deterioro de la cobertura de las enfermedades de larga duración. Se están barajando otras medidas drásticas, como la duplicación del periodo de carencia en el sector privado, lo que nos privaría de la prestación de la seguridad social antes del séptimo día de baja. Nos matamos a trabajar, pero curarnos nos costará más caro, cuando ya sufrimos una medicina de varias velocidades.
- Nuevo deterioro de la protección contra el desempleo: ¡nos encaminamos hacia una probable reducción de la duración de las prestaciones y un endurecimiento de las condiciones de acceso para la tercera reforma desde 2023!
- Reducción del presupuesto del Estado y de las colectividades con menos servicios públicos para todos. Se suprimirán 3000 puestos de trabajo públicos en 2026 con el objetivo de no sustituir a un tercio de las jubilaciones en el futuro. Esto no solo afecta a los funcionarios, ya que al final son siempre los usuarios los que pagan los platos rotos… ¡Las consecuencias son múltiples en el día a día!
- Ataques al derecho laboral. Se multiplican las propuestas provocadoras: monetización de la quinta semana de vacaciones, nueva reducción del plazo para acudir al tribunal laboral tras un despido improcedente, restricciones de acceso y derechos tras una rescisión contractual…
Por su parte Solidaires no se sumó al primer momento del llamado, básicamente consideraron que el apoyo del Rassemblement National (RN, la extrema derecha) y la falta de llamada a la Huelga General dentro del conjunto de la movilización, hacían dudoso el interés real de la convocatoria. Pero tras debates, reuniones y cambios de posición del RN, que ya no apoya, o de grupos locales del llamado que sí ven procedente la Huelga, han convocado consultas y un Comité Ejecutivo Nacional que, previsiblemente, apoyará convocatoria con voz propia en el mundo laboral y participarán en la próxima Intersindical que tendrá lugar el 1 de setiembre.
En esa Intersindical (CGT, la CFDT, FO, la CFE-CGC et la CFTC, Solidaires) se deberán también pronunciar los otros sindicatos, ya que todos han expresado su oposición al proyecto de presupuesto pero que no están realmente en la misma disposición ante esas movilizaciones. Como ejemplo, valga decir que el 26 de agosto, la CFDT, la más numerosa, organizó una escuela de verano, y Francois Bayrou fue invitado.
«Este movimiento nació porque estamos hartos», se leía en la página web, ahora no accesible, https://mobilisation10septembre.blog/ Este llamamiento a la movilización general recuerda los inicios del movimiento Gilets Jaunes de 2018, contra el aumento del precio de la gasolina.
A nivel de partidos cuenta con el apoyo de La France Insoumise (LFI), así como posteriormente, del PS, el PCF, los Ecologistas…
Los rebeldes piden «a todos aquellos que comparten (sus) principios y (su) disposición a tomar medidas para ponerse inmediatamente al servicio de los colectivos locales que proponen esta movilización y hacer todo lo posible por su éxito»
Según una encuesta de RTL, el 70% de los encuestados dice estar a favor de «el hecho de que haya manifestaciones para protestar contra el presupuesto del gobierno». Sin embargo, sólo el 58% de los franceses está a favor de «bloquear el país» el 10 de septiembre.
Boicot, desobediencia y solidaridad
Se anuncian tres «modos de acción»:
- Boicot: no ir al trabajo (vacaciones, bajas por enfermedad…), no comprar en los centros comerciales, hacer retiradas de efectivo en bancos…
- Desobediencia: ocupaciones pacíficas de lugares simbólicos, bloqueos selectivos de carreteras, negativa colectiva a cumplimentar declaraciones, formularios),…
- Solidaridad: creación de cajas de huelga y el apoyo local con comidas compartidas o espacios de debate y coordinación en cada barrio y pueblo.
Afirma CNT-SO que “hay dinero: los precios de las acciones, los beneficios corporativos y los dividendos de los accionistas rompen regularmente récords. Estas masas de dinero, es la explotación del trabajo la que los ha producido, deben volver a los trabajadores.”
“Durante años, el ámbito patronal y de accionistas ha sido subvencionado por dinero público (exenciones de contribuciones sociales o fiscales, ayudas, etc.) de ayudas estimadas en más de 200.000 millones anuales. Es un atraco a la parte socializada de nuestros salarios que repercute en la financiación de la protección social.”
Sindicatos y federaciones sindicales de Solidaires ya se han posicionado a favor de una huelga el 10S, entendiendo que las movilizaciones abiertas, los bloqueos,…, son relevantes, pero el paraguas, el símbolo, el contenido y la repercusión de una Huelga General da sentido a todo el conjunto.
Habrá que esperar, pues, a todo lo que se vaya desarrollando de aquí al 10S para ver si, nuevamente, la sociedad francesa se pone en pie para para reformas brutalmente regresivas, cómo se desarrolla y cuanto dura el conflicto.
Ángel Bosqued (colaborador de la Secretaría Relaciones Internacionales CGT).
