- El IPC general sube un punto en cuatro meses, del 2% de mayo al 3% de septiembre. Se encarece vivienda, transporte y alimentación.
- L’erosió del poder adquisitiu, dades i necessitat d’acció sindical.
- Estancamiento salarial y enriquecimiento empresarial: un panorama profundamente desigual.
- Desigualdad salarial juvenil: Salarios bajos, vivienda cara.
- Pérdida del poder adquisitivo de los salarios: Precariedad e inflación.
Los acontecimientos actuales están plagados de debates, pero pocos de ellos se centran en la principal preocupación de la ciudadanía: aumentar los salarios para llegar a final de mes.
Los salarios están cayendo en la empresa pública y privada, mientras estas ultimas aumentan sus beneficios, las negociaciones salariales realizadas en las empresas privadas en los últimos años no han permitido a los trabajadores volver a su nivel de vida anterior, todo sube de precio menos nuestros salarios.
El IPC de septiembre ha subido hasta el 3%, lo que supone un inicio de curso muy cuesta arriba que golpea, fundamentalmente, a los productos imprescindibles. El INE, en su estadística del IPC del mes de septiembre, indica que, con respecto a 2024, se incrementa el transporte, excepto el aéreo, y la electricidad, nada menos que en un 7,1 %. Y, en el plano mensual, el inicio de temporada encarece los precios de la ropa y calzado.
Según la última Encuesta de Condiciones de Vida del INE. Se entiende que una persona está en pobreza monetaria cuando tiene unos ingresos inferiores a un umbral que en 2024 se fijó en 827 euros al mes, en 14 mensualidades.
La alimentación es la que sigue liderando el aumento de precios en los últimos cuatro años: el 31,3 % desde 2021, con productos que presentan porcentajes obscenos. Los huevos, el 66,1 %; la ternera y el cordero, por encima del 45 %; la leche, el 44,5 % y otros básicos, como patatas, legumbres, cereales y aceite, por encima del 33 %; además del café, las infusiones y el cacao, que se acercan al 50 %. El IPC sube un 3 % ya nos da una idea de que la inflación no deja respirar. Pero, analizando uno por uno los productos, la dimensión del problema va en aumento.
Por otro lado, entre los aspectos de carencia material severa que mide la Encuesta de Condiciones de Vida destaca el aumento producido en los últimos años en el principal indicador de pobreza energética. Entre 2018 y 2024 se ha duplicado la población que declara no poder permitirse mantener su vivienda con una temperatura adecuada durante los meses fríos, al pasar del 9,1% al 17,6%.
La subida salarial media pactada es del 3,5 %. Pero el IPC es también de 3,5 %, hay que hacer frente a gastos imprescindibles que recogen incrementos muy superiores. Además, los convenios que han subido más del 3 % afectan a unos 7 millones de trabajadores, la tercera parte de las afiliaciones a la Seguridad Social.
Esta subida continuada de precios, y más en los hogares con niños, lleva a acrecentar la pobreza. La subida de los salarios se la comen la vivienda y la alimentación, mientras que los beneficios van para determinados sectores, no para los trabajadores.
CGT pone el foco, en la pobreza laboral, exigimos también subidas en el SMI, así como subidas en las tablas salariales de todos los convenios de 2026 por encima de lo estipulado por el IPC.
Es hora de presentar demandas para un aumento general del salario bruto, ¡porque aumentar el salario bruto también significa aumentar el salario neto! El salario neto es lo que necesitamos a diario, para vivir mes a mes, a veces día a día… El salario bruto es lo que necesitamos para las incertidumbres de la vida, en caso de despido, enfermedad, accidente laboral, paternidad o para tener una buena pensión.
Hay que organizarse sindicalmente, pelear en las empresas por aumentos salariales y presionar al gobierno para exigir una reducción de la jornada laboral sin recortes en los salarios, para CGT no queda otra que seguir en la lucha… Concienciación, organización y presión.